El pasado domingo, cuando el sol apenas empezaba a asomarse, la calma de Es Fortí se vio sacudida por una pelea inesperada. Todo comenzó con un simple «no tengo tabaco» que escaló rápidamente entre dos grupos de jóvenes. Lo que podría haber sido una discusión trivial se tornó en una escena caótica, donde la violencia hizo su aparición con objetos afilados.
Una mañana de tensión y agresión
A las siete de la mañana, las calles del barrio eran testigos de gritos y amenazas. Una llamada al 091 alertó a las autoridades sobre la trifulca. Cuando los agentes llegaron, encontraron a dos bandas enfrentadas, cada una compuesta por tres personas. Los daños ya estaban hechos; algunos presentaban heridas visibles mientras otros intentaban dar sentido a lo que había sucedido.
A medida que investigaban, los policías descubrieron que el origen del conflicto no era más que un desacuerdo sobre unos cigarrillos. Pero esas palabras hirientes pronto llevaron a uno de los grupos a sacar cuchillas y otros objetos punzantes para atacar a sus oponentes, quienes desesperadamente buscaron refugio en un portal cercano.
Dos de los agredidos resultaron gravemente heridos: uno tenía cortes sangrantes en la espalda y el hombro, mientras que otro parecía tener problemas serios para respirar. Ante la posibilidad de un pulmón perforado, fue trasladado urgentemente al hospital.
Los agentes encontraron cerca del lugar una varilla metálica con un extremo afilado y confiscaban otro objeto punzante de manos de uno de los atacantes. Las víctimas confirmaron que esos eran los instrumentos utilizados en su agresión.
Finalmente, tras reunir toda la información necesaria, la Policía Nacional detuvo a tres jóvenes, acusándolos no solo de amenazar sino también de causar lesiones graves. Un episodio lamentable que refleja cómo algo tan insignificante como pedir tabaco puede desencadenar situaciones extremas.