La tarde del 12 de junio, el barrio de Coll d’en Rabassa se convirtió en el escenario de un incidente que ha dejado a muchos con la boca abierta. Un grupo de jóvenes decidió acercarse a un contenedor de basura y, como si no hubiera consecuencias, le prendieron fuego. El resultado: daños materiales importantes y una lección dura para todos.
Una investigación que toca corazones
Los agentes del Grupo de Atracos de la Policía Nacional se pusieron manos a la obra al enterarse de lo ocurrido. Y aunque los protagonistas tienen menos de 14 años y no pueden ser responsabilizados legalmente por sus actos, eso no significa que la historia termine aquí. Sus padres fueron alertados y tendrán que asumir el coste de los daños causados, porque al final, es la familia quien paga las consecuencias de estas travesuras.
Es triste ver cómo nuestros jóvenes caen en este tipo de comportamientos sin pensar en lo que realmente implica. Pero también es una oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos guiarlos mejor hacia un futuro más consciente. A fin de cuentas, detrás del fuego hay unas chispas de desinterés que merece la pena apagar antes que crezcan.