La mañana del pasado lunes en el Port de Ca’n Picafort no fue un día cualquiera. Los operarios del puerto estaban a lo suyo, cuando uno de ellos, al notar algo raro, se convirtió en el héroe inesperado de la jornada. Un turista alemán, de 54 años y con chanclas a juego con su bañador, había decidido que era buena idea intentar robar un barco de diez metros. ¡Así como suena!
El intento de robo que nadie vio venir
El empleado, amigo del dueño de la embarcación, se percató rápidamente de que algo no encajaba. Se acercó al extraño para preguntar si había algún trato entre ellos. Pero el alemán solo ofreció evasivas y más dudas. Fue entonces cuando nuestro vigilante decidió actuar: alertó a la policía local mientras trataba de retener al intruso.
En cuestión de minutos, alrededor de las 11:20 horas, los agentes llegaron al lugar y pusieron fin a la hazaña del turista. Testigos afirman que no parecía estar bajo los efectos de ninguna sustancia; sin embargo, sus comentarios eran incomprensibles y eso levantó algunas cejas. La patrulla local hizo lo correcto y pasó el caso a la Guardia Civil.
Mientras tanto, el propietario del barco —un español joven de 33 años— fue avisado para que pudiera tomar cartas en el asunto contra este peculiar ladrón. Y es que al parecer, el hombre no tenía ni idea sobre navegación; intentó sacar la motora pero terminó golpeándola contra otras embarcaciones cercanas. La barca robada estaba atracada y tiene un valor superior a los 80.000 euros.
Parece mentira lo que puede pasar en un día normal en nuestra comunidad; pero aquí estamos para contar historias como esta: llenas de sorpresas e imprevistos.