En Palma, este lunes, comenzó un juicio que revela una historia poco agradable: un hombre y una mujer están en el banquillo por contrabando de objetos de marfil de elefante africano. La trama se remonta a noviembre y diciembre de 2019, cuando el acusado, sin pensarlo dos veces, compró en Alcúdia una serie de figuras talladas por la nada despreciable suma de 2.500 euros. Entre los artículos había guerreros, colmillos tallados, enanos con peana e incluso figuritas como monitos o un buda.
Las consecuencias del negocio oscuro
La Fiscalía no ha dudado en pedir duras penas de dos años para ambos acusados por haber comerciado con partes de animales que están al borde de la extinción. Resulta aún más impactante saber que el dueño del establecimiento donde se realizaron las transacciones falleció hace poco, dejando tras su partida un legado complicado. Según el Ministerio Público, tanto él como la mujer sabían perfectamente que estaban tratando con marfil proveniente de elefantes africanos y que estos animales están bajo grave amenaza.
Sin ningún tipo de permisos necesarios para llevar a cabo tal actividad ilegal, nuestro protagonista firmó un contrato justo antes de cerrar el año 2019. La mujer, actuando como intermediaria, se llevó un 10% del trato, haciendo todo esto posible. Es desgarrador pensar cómo algunas personas pueden poner sus intereses económicos por encima del bienestar animal y la conservación del planeta.