Era un día cualquiera, el 9 de junio, cuando los agentes del dispositivo Setur 2025 se toparon con una escena que no podían ignorar. En plena calle Trasimé, en Palma, un coche con motor encendido bloqueaba un carril de circulación. Dentro, una pareja lucía más nerviosa que un gato en una tienda de porcelana.
Una historia llena de sorpresas
Los policías decidieron intervenir y pidieron al conductor que aparcara en un lugar seguro para evitar líos con el tráfico. Cuando le solicitaron su documentación, la respuesta fue aún más sorprendente: nunca había tenido permiso de conducir en España y su licencia búlgara había desaparecido hace años sin poder demostrarlo. Su actitud inquieta no ayudó a calmar las cosas.
Aprovechando la situación, los agentes registraron el vehículo y encontraron algo que nadie esperaba: un envoltorio con sustancia blanca en la guantera. El implicado admitió rápidamente que era cocaína destinada a su consumo personal. Pero eso no fue todo; también hallaron dos móviles junto a varios bolsos vacíos. Al preguntarles de dónde salían esos teléfonos, la respuesta fue poco convincente: “los encontramos en la playa”. Evidentemente, esto no les salvó de que fueran confiscados.
A ambos se les comunicó que eran investigados por presuntos delitos bastante serios: él por infracciones contra la seguridad vial y ambos por apropiación indebida. Además, se les advirtió sobre su obligación de comparecer ante el juez cuando fuera necesario.
El Grupo de Investigación y Seguimiento de Denuncias (GISD) ya está haciendo sus averiguaciones para comprobar si esos móviles son robados o simplemente perdidos. Mientras tanto, el coche fue remolcado porque carecía del seguro obligatorio; otro problema más para añadir a la lista.