La historia de Juan Herrera y Angelita Silva de Souza es una de esas trágicas narrativas que nos deja un nudo en la garganta. Desde hace tres meses, estos dos corazones latían al unísono, disfrutando del amor en su esplendor. Juan, un expolicía local de Calvià, era conocido por su cercanía y humor. A sus 67 años, había dado el salto a la abogacía justo cuando estaba a punto de jubilarse. Por otro lado, Angelita, con 57 años, traía consigo una energía desbordante; una mujer que sabía disfrutar cada instante.
Todo comenzó aquel sábado 8 de abril. Con buen tiempo y ánimo aventurero, decidieron zarpar desde Port Adriano en su lancha motora ‘Zaragall’. La idea era pescar en la bahía de Palma, pero lo que debía ser un día perfecto se tornó en un profundo misterio. Nadie sabe qué sucedió después de que se dirigieron hacia El Toro, una zona conocida por sus aguas profundas.
Misterio y búsqueda desesperada
Cuando el hijo de Angelita encontró la embarcación a la deriva cerca de sa Dragonera, todo parecía intacto: las pertenencias personales estaban allí, incluso dos vasos sobre una mesita; solo faltaban un chaleco salvavidas y un aro para flotar. Eso dejó muchas preguntas abiertas. La Guardia Civil no tardó en movilizar todos sus recursos: barcos, aviones e incluso robots submarinos comenzaron a buscar incansablemente.
A pesar del esfuerzo monumental por encontrar respuestas, lo único que apareció fue el cuerpo sin vida de Juan Herrera. Una noticia desgarradora que dejó a todos con más preguntas que respuestas: ¿Qué pudo haberles ocurrido realmente? Se barajan varias teorías; algunos piensan que podrían haberse metido al agua como solían hacer y que la lancha se alejó sin poder alcanzarla.
No obstante, surge otra pregunta inquietante: ¿por qué faltaba el chaleco salvavidas? ¿Acaso uno intentó ayudar al otro? Este caso está plagado de incógnitas y tan solo queremos saber qué les pasó realmente a Juan y Angelita en ese mar que tanto amaban.