Era una tarde cualquiera en la calle de la Pau de Llucmajor, cuando un grupo de vecinos se percató de que algo raro estaba ocurriendo. Dos chicos, uno de 12 y otro de 15 años, estaban jugando con fuego, literalmente. ¿Quién podría imaginar que su diversión terminaría por afectar a más que solo los contenedores? Al final, el fuego no solo consumió dos depósitos, sino que también alcanzó un coche que estaba aparcado muy cerca.
Una travesura peligrosa
Los residentes no tardaron en avisar a las autoridades al ver cómo estos adolescentes intentaban hacer arder todo a su paso. La Policía Local se movilizó rápidamente y llegó justo a tiempo para interceptarlos mientras corrían campo a través. Pero esto no era un juego inofensivo; según cuentan las fuentes, incluso había sido la segunda vez en menos de 24 horas que repetían esta peligrosa hazaña.
A medida que las llamas devoraban los contenedores llenos de material diverso, también afectaron levemente a un Volkswagen Sirocco cercano. La escena fue atendida por los valientes voluntarios de Protección Civil y los Bombers de Mallorca, quienes trabajaron arduamente para sofocar el incendio antes de que pudiera causar más daños.
Una vez controlada la situación, la policía hizo lo propio: contactó con los padres de los menores y les entregó a sus hijos junto con un informe judicial sobre lo sucedido. Una llamada a la responsabilidad que pone sobre la mesa una reflexión importante: ¿qué estamos haciendo como sociedad para guiar a nuestros jóvenes?