En el corazón de Magaluf, donde la diversión y el relax suelen ir de la mano, se desató una historia inquietante que nos hace replantear la seguridad en estos espacios. La Guardia Civil de Calvià ha detenido a una mujer irlandesa de 37 años, acusada de agredir sexualmente a un joven de solo 20 años en el spa de un hotel. Todo ocurrió durante una tarde cualquiera, cuando ambos, desconocidos entre sí, coincidieron en la sauna del lugar.
Un encuentro desafortunado
La situación comenzó a tornarse tensa cuando la sospechosa se acercó al chico y comenzó a hacerle preguntas sobre su estancia en Magaluf. En un momento dado, tras salir de la sauna por el calor, él optó por sumergirse en la piscina para refrescarse. Sin embargo, al volver a los baños turcos, encontró allí a la mujer nuevamente. Aunque intentó distanciarse, ella no tardó en acercarse.
Lo que siguió fue simplemente inaceptable: sin que él pudiera siquiera reaccionar adecuadamente, la mujer puso su mano donde no debía y manoseó al joven por encima de su ropa. El chico dejó claro que no estaba interesado en lo que estaba sucediendo y decidió actuar. Fue entonces cuando alertó a la Policía Local, quienes llegaron rápidamente al hotel para atender su denuncia.
Los agentes encontraron al joven visiblemente alterado y escucharon con atención su relato sobre lo sucedido. Tras localizar a la sospechosa —quien se encontraba acompañada por su marido— esta reconoció haber estado con él en la sauna pero negó cualquier tipo de contacto inapropiado. Sin embargo, eso no fue suficiente para evitar su arresto.
Poco después, ya ante el juez, la mujer expresó estar arrepentida y argumentó que pensaba que el chico estaba interesado en ella. Pero esa justificación no logró cambiar el rumbo del caso; aunque finalmente quedó libre tras declarar ante el juez de guardia. Esta historia deja muchas preguntas flotando en el aire sobre las dinámicas del consentimiento y cómo cada uno percibe las situaciones.