En la tranquila madrugada de ayer, el barrio de Cas Capiscol en Palma se vio sacudido por un incendio que redujo a cenizas una batería de contenedores. La escena fue nada menos que aterradora: explosiones resonando en la oscuridad, un espectáculo que dejó a muchos con el corazón en un puño. Los gritos de alarma no tardaron en romper el silencio nocturno, y los vecinos, sobresaltados, se lanzaron a las calles para hacer frente al caos.
La respuesta rápida de los vecinos y la policía
El reloj marcaba las 5:00 horas cuando todo comenzó. En la calle San Vicente de Paul, varias deflagraciones hicieron temblar ventanas y alarmas. Testigos presenciales cuentan que apenas tuvieron tiempo para asimilar lo que estaba pasando; sólo sabían que había que actuar rápido. Con valentía, algunos residentes comenzaron a mover sus coches del área, conscientes de que las llamas podían extenderse como pólvora.
Los agentes de la Policía Nacional llegaron rápidamente al lugar para evaluar la situación y evitar más daños. Mientras tanto, una vecina relató cómo escuchó gritos justo antes de darse cuenta del fuego: «Fue todo muy confuso; no sabía si salir corriendo o quedarme ayudando». Ahora, las autoridades están investigando el incidente con seriedad para esclarecer lo ocurrido y garantizar que algo así no vuelva a repetirse.