En una mañana cualquiera del 4 de junio, mientras la gente esperaba el autobús en Platges de Muro, un grupo de tres individuos pensó que podría ser un buen día para hacer de las suyas. La escena era cotidiana: personas con prisas, charlas animadas y ese vaivén habitual en las paradas de bus. Sin embargo, lo que no sabían era que estaban a punto de cruzarse con la Guardia Civil.
Un plan bien orquestado
Dos hombres y una mujer se movían entre los viajeros con una claridad alarmante; mientras ella mantenía vigilada la situación, ellos buscaban a su próxima víctima. Lo que parecía un juego para ellos se tornó en un verdadero drama para quien fue el blanco del hurto. En cuanto llegó el autobús, y el bullicio aumentó, uno de los hombres se acercó sigilosamente a un hombre desprevenido y le robó la cartera del bolsillo. En ese momento, los cómplices hacían malabares con distracciones para asegurarse de que nadie notara nada.
Pero sus planes se desmoronaron rápidamente. La patrulla del Área de Investigación estaba al tanto y había estado observando desde la distancia. Con una precisión digna de una película policiaca, interceptaron al trío justo antes de que lograran escapar en su vehículo cercano. El ladrón principal intentó ocultar la cartera robada como si eso pudiera salvarlo; por supuesto, no funcionó.
Afortunadamente, el dinero y la documentación robados fueron devueltos a su legítimo propietario. Un desenlace que pone sobre la mesa lo importante que es estar atentos a nuestro alrededor y recordar que no todo lo que brilla es oro; algunos buscan aprovecharse en los momentos más inesperados.