En una de esas noches que uno nunca olvida, la calma de una discoteca en Can Pastilla se transformó en caos. El pasado 3 de diciembre, minutos antes de las seis de la mañana, una mujer nacida en Guinea y con ganas de fiesta acabó en el ojo del huracán. Y no precisamente por su baile, sino por agredir a dos vigilantes de seguridad utilizando el tacón de su zapato.
La historia tomó un giro inesperado cuando la acusada, al ser llevada ante la jueza, decidió reconocer lo sucedido. Y así fue como un juzgado de lo Penal en Palma le impuso un año de prisión y la obligación de indemnizar a los dos hombres afectados. La suma total asciende a 1.852 euros por daños y 322 euros más por las lesiones sufridas.
Un incidente que podría haberse evitado
Todo comenzó cuando varios clientes comenzaron a alterar el orden en el local. Los vigilantes intentaron calmar las aguas, pero lo que menos esperaban era que una mujer decidiera descalzarse para resolver la situación. Con un golpe certero del tacón, provocó un traumatismo craneocefálico a uno de los trabajadores, mientras que el otro acabó con una herida en la ceja que necesitó suturas.
No pasó mucho tiempo antes de que la Policía Nacional llegara al lugar y arrestara a esta mujer por dos delitos de lesiones. Los agentes encontraron a uno de los vigilantes sangrando profusamente por la cabeza; una imagen nada agradable para cerrar la noche.
A pesar del revuelo, este caso terminó rápidamente gracias al acuerdo entre las partes implicadas; tanto es así que la magistrada dictó sentencia casi al instante. En fin, otra anécdota más para añadir a las largas historias nocturnas palmesanas donde el desenfreno puede pasar factura.