En un giro inesperado, Manuel Penalva, el exjuez que ha estado en el centro del escándalo, ha llegado al juzgado por la puerta trasera. A su lado, un abogado de confianza lo acompaña, aunque este no pudo estar presente durante el interrogatorio. La historia se complica cuando Penalva contradice abiertamente a María Jesús de Dios, la entonces directora de la cárcel de Palma, respecto al traslado del empresario Bartolomé Cursach. Recordemos que esa decisión tomada en mayo de 2017 fue considerada abusiva por la Audiencia Provincial y anulada posteriormente.
Las acusaciones vuelven a salir a la luz
Cursach, una vez absuelto en la macro causa que lo mantenía en el ojo del huracán, ha decidido encabezar una querella por prevaricación contra De Dios. En este embrollo legal también ha declarado como testigo el magistrado instructor del ‘caso Cursach’, quien recientemente recibió una condena de nueve años de cárcel y ahora espera el veredicto del Tribunal Supremo.
La directora no ha tenido reparos en deslindar responsabilidades y ha apuntado hacia Penalva. Según su declaración, él le había informado sobre unas supuestas amenazas dirigidas a ‘El Ico’, un testigo protegido que ahora está metido en problemas judiciales graves y podría enfrentarse a más de 50 años tras las rejas por mentir. La directora alegó que estas amenazas justificaron enviar a Cursach a una prisión de máxima seguridad en Alicante.
No obstante, Penalva tiene otra versión. Él sostiene que fue De Dios quien le llamó para comunicarle el traslado y no al revés. Durante su declaración, Vicente Campaner, abogado del acusador particular, insistió en esta contradicción: «¿Cómo puede ser eso si ‘El Ico’ ya había enviado su carta al juzgado?» Es un punto crucial; según Penalva, nunca ordenó ese traslado y admitió haber creído lo que decía ‘El Ico’. Sin embargo, reconoció también que no tomó ninguna acción ante lo que describió como un posible delito.
A raíz de todo esto, la Audiencia decidió revertir el traslado de Cursach al considerar que hubo abuso de poder. No solo eso; señalaron que tal decisión ni siquiera estaba documentada adecuadamente ni notificada al detenido. Lo curioso es cómo desapareció ese documento clave: un funcionario confesó haberlo destruido accidentalmente y está llamado a declarar como testigo.
A pesar de los intentos por parte de la defensa para interrogar a Penalva como investigado -donde temían posibles incriminaciones- la magistrada rechazó dicha solicitud. El camino se presenta difícil para todos los implicados mientras seguimos esperando más claridad sobre este caso tan complejo.