Este miércoles, el pueblo de Porreres se despertó con una noticia que no dejó indiferente a nadie: la paralización repentina de la fábrica ovoláctica Prilac. Esta situación, que añade más leña al fuego sobre la ya polémica Avícola Son Perot, ha traído a la luz imágenes desgarradoras donde gallinas, huevos y hasta ratas y cadáveres compartían espacio. Unas imágenes obtenidas gracias al valiente trabajo de las entidades animalistas ARDE y Satya.
La voz del pueblo
La Policía Local tuvo que intervenir tras recibir decenas de avisos de los vecinos, quienes no podían más con el intenso mal olor que invadía el aire. “Hoy hemos tenido la evidencia. Los vecinos lo han sufrido en silencio, pero hoy todo el pueblo lo ha notado”, cuenta Xisca Mora, la alcaldesa, con un tono entre frustración y determinación. “Era inhumano. El olor llegaba hasta el otro extremo del municipio”. No es para menos; los residentes estaban desesperados por una situación que ya era insoportable.
Así fue como los agentes se personaron en las instalaciones de Prilac alrededor de las 11:00 horas. Durante su inspección, descubrieron algo alarmante: a pesar de que les dijeron que tenían que producir para toda Mallorca, en realidad no contaban con licencia para llevar a cabo esa actividad agrícola. “Tienen una bomba de residuos averiada”, revelan fuentes cercanas a la operación policial.
Aparentemente, esta fábrica había solicitado un permiso solo para mantener las oficinas abiertas y trabajar administrativamente, algo muy diferente a lo que realmente estaba haciendo. Con esto claro, Mora asegura que si hay que imponer más sanciones o incluso cerrar la fábrica por completo, así se hará. “Si tenemos que cerrarla, la cerraremos”, concluye tajante.