Todo comenzó una tarde cualquiera en Son Gotleu, donde un grupo de jóvenes parecía disfrutar de una noche de fiesta. Sin embargo, la diversión se tornó en un problema cuando un altavoz bluetooth, que más que música estaba destinado a ser su perdición, se conectó al móvil de uno de ellos. Así fue como la Policía Local de Palma dio con un presunto traficante colombiano de solo 22 años.
Un encuentro inesperado
Era el 16 de mayo, alrededor de las 20:50 horas, cuando los agentes del Grupo de Actuación Preventiva (GAP) patrullaban la calle Indalecio Prieto y se toparon con el grupo. Observando desde la distancia, notaron cómo algunos parecían estar consumiendo lo que bien podría ser un porro. Ante esta situación, decidieron acercarse para investigar qué estaba sucediendo.
Entre risas y risas, uno de los chicos no pudo identificarse claramente debido a su estado evidente de embriaguez. Pero lo que más llamó la atención fue su mochila sospechosa. Cuando le preguntaron si era suya, él negó rotundamente. Sin embargo, la tecnología jugó a favor de los policías: encontraron el altavoz vinculado al móvil del joven.
Tras realizar un cacheo superficial, los agentes hallaron una bolsita con marihuana y otra con lo que parecía ser ‘tusi’, así como dos pastillas de éxtasis y algo más que olía a MDMA en su mochila. No contentos con eso, también había una báscula precisa para pesar sus “productos”, espátulas y hasta un billete de 20 euros entre sus pertenencias.
Frente a todas estas pruebas contundentes, el chico no tuvo más opción que aceptar su destino: fue detenido por un delito contra la salud pública. Al final del día, el joven y todo lo incautado fueron entregados a la Policía Nacional para continuar con las diligencias pertinentes. Una historia más en las calles donde el ocio puede convertirse rápidamente en problemas serios.