El pasado domingo, mientras la ciudad se sumía en la calma de la noche, un joven de nacionalidad marroquí decidió romper esa paz. Armado con un cuchillo, se convirtió en el protagonista de una escena que nadie quisiera vivir. Todo ocurrió en Calle Aragón, uno de esos lugares que todos transitamos sin pensar en el peligro.
A las 23:15 horas, una mujer estaba depositando algunos objetos en un contenedor de reciclaje cuando fue abordada por este chico que, al abrir su chaqueta y mostrar el arma, le exigió que le entregara sus pertenencias. Pero aquí no terminó la historia: la mujer, con valentía, reaccionó golpeándole con la bolsa que llevaba y logró escapar hacia un local cercano para pedir ayuda.
Un ataque más y una rápida respuesta policial
No contento con su primer intento fallido, el ladrón continuó su camino hasta encontrar a otro hombre desprevenido en la calle. Con la misma táctica intimidatoria y el cuchillo como argumento principal, lo amenazó y lo tiró al suelo. En cuestión de segundos, le robó la cartera, el reloj y su móvil antes de desaparecer.
Las víctimas estaban aterrorizadas pero alertaron a las patrullas de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional. Gracias a su rápida intervención y a las descripciones que ofrecieron los afectados sobre este delincuente fugaz, los agentes lograron dar con él poco después durante una batida por los alrededores.
Así se cerró un capítulo inquietante para muchos vecinos de Palma, quienes recordarán que incluso en sus calles más tranquilas hay quienes buscan aprovecharse del miedo ajeno. La historia tiene final feliz: el ladrón ya está bajo custodia. Y aunque esto no borra lo vivido por las víctimas, al menos nos recuerda que siempre hay esperanza cuando se actúa rápido.