Era una mañana cualquiera en Magaluf, cuando la tranquilidad del lugar se vio interrumpida por un incidente que podría haber terminado mucho peor. Un joven turista inglés, de solo 19 años y con autismo, sufrió una luxación en la rodilla mientras paseaba por la arena. La escena, que podría haber sido caótica, se transformó gracias a la rápida reacción de los socorristas de Calvià.
Una respuesta ágil y solidaria
Alrededor de las 11:30 horas, el experimentado Miguel Lazareno y su compañero Sydney Pugh no dudaron ni un segundo al ver cómo el chico se dislocaba la rodilla. “Sabíamos que había que actuar rápido”, comentaba Miguel después del rescate. Con su experiencia de más de 26 años, supieron tranquilizar al joven en esos momentos tan angustiantes.
A pesar del nerviosismo inicial del turista, los socorristas lograron inmovilizar su rodilla y pidieron ayuda a una ambulancia. No obstante, el camino hacia la arena no fue fácil; las obras en curso complicaban el acceso del equipo sanitario. Pero eso no detuvo a nadie.
Finalmente, el joven fue trasladado a la Clínica Rotger para recibir atención médica adecuada. Lo importante es que todo salió bien gracias a la calma y profesionalidad de los socorristas, quienes siempre ponen primero la seguridad y tranquilidad de las personas que ayudan. Como bien dice Sydney: “Nuestro trabajo es hacer sentir seguros a los demás”. Y vaya si lo lograron.