En una jornada que no dejó indiferente a nadie, quince acusados se sentaron este miércoles en el banquillo de la Audiencia de Palma. Allí, con un aire de resignación, admitieron que robaron casi medio centenar de coches de lujo en nuestra hermosa Mallorca. Pero su plan no terminó solo en el hurto; los vehículos eran vendidos a todo trapo, tanto en otras ciudades españolas como más allá de nuestras fronteras.
Un modus operandi bien orquestado
La banda tenía un talento especial para sacar partido a los vehículos embargados en depósitos municipales de Palma y Calvià. Y lo hacían utilizando documentos falsificados que cualquier podría pensar que eran auténticos. Con penas que van desde dos meses hasta dos años tras alcanzar un acuerdo con el fiscal, estos delincuentes han dejado claro que su juego estaba muy bien pensado.
A pesar del estruendo mediático, algunos decidieron desvincularse del grupo, lo que ha llevado a que el juicio continúe este jueves para esos cuatro restantes. Mientras tanto, el Ministerio Público decidió retirar la acusación contra una mujer y un hombre, dejando un espacio lleno de incertidumbre sobre uno de los investigados que simplemente ha desaparecido.
Todo esto sucedió entre 2015 y 2017. Robaban coches por las calles o aparcamientos públicos e incluso se atrevían a entrar en depósitos municipales donde estaban embargados. Algunos vehículos terminaban desguazados por uno de ellos; otros se ponían a la venta en tiendas locales con destino final a países lejanos como Alemania, Bulgaria o Croacia. ¿Y qué decir de las matrículas? ¡Cambiarlas era pan comido para ellos! Una gran parte de esos lujosos automóviles sigue desaparecida y todavía nos preguntamos dónde estarán.