Este lunes, la Audiencia de Palma se convirtió en el escenario de una historia cruda y desgarradora. Veintidós narcotraficantes han decidido dar un paso al frente y confesar que introdujeron grandes partidas de drogas en nuestra querida Mallorca. En un juicio que no ha dejado a nadie indiferente, estos hombres han llegado a un acuerdo con el fiscal, aceptando penas de entre tres y cinco años de prisión por delitos que nos afectan a todos: contra la salud pública y organización criminal. Además, tendrán que hacer frente a multas que hacen temblar.
Un golpe duro para la isla
Mientras tanto, otros siete acusados han decidido desvincularse de esta red peligrosa, una red que fue desmantelada por la Policía Nacional tras una impresionante operación llevada a cabo en 2023. En esa intervención, los agentes lograron incautar seis kilos de cocaína, tres kilos de marihuana y 400 gramos de éxtasis. Todo esto valorado en más de un millón de euros. No es cualquier cosa.
Los veinte encausados que se han declarado culpables admitieron formar parte de dos organizaciones diferentes pero interrelacionadas. Al parecer, el líder era un belga de 33 años que traía enormes cantidades de cocaína desde Paraguay utilizando lo que se conoce como correos humanos. El 12 de mayo del año pasado, dos acusados viajaron hasta Barcelona para recoger a una mujer cargada con cocaína desde Sudamérica. Pero su viaje terminó abruptamente; fueron detenidos al desembarcar en Mallorca portando nada menos que 890 gramos.
A lo largo del proceso quedó claro que esta organización no estaba sola; contaba con una quincena de colaboradores listos para distribuir las sustancias estupefacientes por toda la isla. Y entre ellos, también se encontraba otro jefe español, uno con antecedentes por tráfico de drogas, quien viajaba frecuentemente a Madrid para conseguir las sustancias que luego vendía aquí en Mallorca.
No podemos ignorar esto.