La Audiencia ha decidido poner fin a una historia que se ha alargado más de lo que muchos hubieran deseado. Después de tres años paradas, las investigaciones relacionadas con el ‘caso Cursach’ han recibido un carpetazo por parte del juzgado de Instrucción 1. La denuncia interpuesta por 36 policías locales contra el letrado de la Administración de Justicia no ha prosperado y, como quien cierra un libro que ya no interesa, se ha acordado su sobreseimiento.
Un camino lleno de tropiezos
En este auto se rechaza la idea de que el abogado retuviera maliciosamente la sentencia para proteger a otros implicados, como el juez Manuel Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán. Es sorprendente cómo en esta querella se hablaba incluso de connivencia con algunos magistrados sin aportar ni una sola prueba que sustentara tales afirmaciones. Es decir, ¡hablar por hablar!
El trasfondo era claro: había un retraso en enviar al juzgado nuevas investigaciones sobre posibles delitos señalados después del juicio del ‘caso Cursach’. Aquí hablamos de testigos acusados de mentir y hasta empresarios y policías supuestamente obstruyendo la justicia. A pesar de que la sentencia fue dictada en 2022, esas deducciones no se enviaron hasta hace pocas semanas. El juez ha considerado que esos retrasos son comprensibles dado el caos reinante en la Audiencia.
A día de hoy, esa sentencia aún está pendiente del Supremo, lo que añade otro ingrediente a esta historia llena de giros inesperados. Y aunque los denunciantes tienen intención de recurrir, parece claro que esta trama judicial tiene más sombras que luces.