Imagina la escena: es de madrugada y un chico de 27 años, español de pura cepa, se desplaza por las calles en su patinete, disfrutando de un ‘porro’ al aire libre. Sin embargo, esta libertad momentánea le costó caro. A pesar de sus intentos por escapar, fue interceptado por agentes de la Policía Nacional que estaban patrullando la zona.
Un encuentro inesperado
A alrededor de las 00:30 horas, uno de los policías lo vio pasar y decidió darle el alto. La cosa empezó a complicarse cuando le informaron que iba a ser sancionado por consumir drogas en público. Pero eso no fue todo; el joven tenía una mochila a sus espaldas que despertó aún más sospechas. Cuando los agentes le pidieron que la abriera, él se aferró a su excusa: “Dentro tengo un juguete erótico, no pueden registrarla”. Pero claro, esto solo era el principio del caos.
A pesar de su resistencia y negarse a cooperar, los policías tuvieron que inmovilizarlo para poder revisar sus pertenencias. Y lo que encontraron fue revelador: dos sobres repletos de droga; once envoltorios individuales llenos de marihuana y otros siete con hachís. Así que ni rastro del juguete prometido. Este intento desesperado por ocultar la verdad dejó claro que lo único que llevaba era una carga mucho más pesada.
En fin, este episodio nos recuerda cómo algunos intentan jugar con fuego sin pensar en las consecuencias. Una vez más, queda demostrado que no hay atajos seguros cuando se trata de infringir la ley.