En un rincón de Son Servera, la Policía Nacional ha desmantelado a un ciberdepredador sexual que, a sus 25 años, había tejido una red de engaños y manipulación en las redes sociales. Su táctica era tan simple como aterradora: un ‘hola’ lanzado al aire, buscando captar la atención de cualquier perfil femenino que se cruzara en su camino. Al recibir respuesta, comenzaba una conversación que aparentaba ser inocente pero que escondía una intención siniestra: ganarse la confianza de menores.
La pesadilla comienza
Una vez dentro del juego, las víctimas caían en la trampa. Lo que iniciaba como un intercambio amistoso se tornaba rápidamente en una pesadilla. El depredador exigía imágenes íntimas y, si no recibía lo que quería, comenzaba a amenazar con compartir el material con amigos o familiares. ¡Menuda locura! Y para colmo, aseguraba tener contactos capaces de conseguir información sobre los padres de sus víctimas. Todo esto juega con la inocencia y vulnerabilidad propia de esa edad.
A raíz de una denuncia presentada por unos padres preocupados en Málaga sobre su hija y su amiga contactando con alguien que les pedía fotos, se inició una investigación seria. Este caso puso al descubierto un entramado más amplio: se estima que hay alrededor de 100 víctimas afectadas por este individuo. La Jefatura Superior fue rápida en actuar; tras meses de trabajo intenso desde enero para seguirle el rastro al depredador, finalmente lograron identificarlo.
Cuando los agentes llegaron a su domicilio en Mallorca encontraron pruebas contundentes: móviles y tarjetas de memoria repletas de conversaciones incriminatorias donde el acusado usaba perfiles falsos haciéndose pasar por adolescentes entre 16 y 19 años. Se descubrieron más de mil intercambios con chicas jóvenes; unas cifras escalofriantes que dejan claro su falta total de empatía hacia sus víctimas.
Parece increíble pensar que alguien pueda llegar a forzar a otros a realizar actos sexuales sin tener consideración por su voluntad o bienestar emocional. Las menores imploraban desesperadamente porque les borraran ese material tan delicado y porque las dejaran en paz. Este caso no solo nos deja perplejos sino también preocupados por la seguridad online y cómo estos depredadores operan bajo el radar.