En una tarde cualquiera en Son Banya, la Policía Nacional se topó con una escena que no deja de sorprender. En el interior de un contenedor de obra, encontraron nada menos que 800 gramos de cocaína, casi 50 gramos de heroína, y 8.000 euros en efectivo. Pero eso no es todo, también había utensilios listos para preparar la venta de estas sustancias que tanto daño hacen.
El protagonista de esta historia es un marroquí de 57 años, conocido por los agentes, quien suele merodear por este ‘depósito’ como si fuera su segunda casa. La acción se desató cuando una patrulla de Seguridad Ciudadana, al observar a varias personas alrededor del contenedor, notó algo sospechoso. Al ver a los policías, algunos salieron corriendo como si el Diablo les pisara los talones.
Una detención inesperada
Los agentes no tardaron en intervenir y lograron interceptar a dos individuos. Uno llevaba consigo un envoltorio con cocaína; el otro era precisamente este viejo conocido que tiene la costumbre de vagar cerca del mismo lugar. Al ser registrado, le encontraron dinero fraccionado escondido por todos lados. Cuando le preguntaron qué hacía allí, se limitó a responder que se ganaba la vida «ayudando en la zona», como si eso pudiera justificar lo injustificable.
Al inspeccionar el contenedor, las sorpresas continuaron: encontraron una gran cantidad de droga y también 42 pastillas para la disfunción eréctil. Un hallazgo más que curioso que añade otra capa a esta historia ya inquietante.