La urbanización Bellavista de s’Arenal vive días de auténtico desasosiego. Los coches, que deberían ser nuestro refugio seguro, se han convertido en blancos fáciles para unos delincuentes que parecen actuar con total impunidad. Esta semana, el aumento de robos ha dejado a muchos vecinos con la sensación de que sus vehículos ya no están a salvo ni siquiera en la puerta de casa.
Según nos cuenta una de las víctimas, los ladrones no dudan en fracturar ventanillas y abrir las puertas como si nada. ¿Y qué se llevan? Todo lo que encuentran dentro. En total, al menos cinco familias han sido afectadas por esta oleada de sustracciones en la calle C. Con cada robo, la inseguridad crece y el temor se instala entre ellos.
Un sentimiento colectivo de vulnerabilidad
No es solo el daño material; lo que realmente duele es esa sensación de invasión y falta de protección. Los perjudicados comparten su angustia: “No sé si podré dejar mi coche aquí otra vez”, dice uno de ellos mientras mira hacia la calle donde ocurrió el último robo. La frustración va acompañada de un clamor unánime: ¡queremos más presencia policial!. La escasez de patrullas parece agravar un problema que ya resulta insostenible.
La comunidad empieza a sentirse sola en esta lucha contra el miedo y la inseguridad, cuestionando cuánto tiempo más podrán soportar esta situación sin hacer algo al respecto. Y así, entre conversaciones preocupadas y miradas desconfiadas, los habitantes de Bellavista intentan encontrar soluciones a un problema que debería ser prioridad para todos.