En un giro de los acontecimientos que parece sacado de una novela, la Guardia Civil ha puesto su mirada sobre una mujer de 56 años, a quien acusan de haber robado hasta 300.000 euros en mobiliario y equipamiento de un restaurante en Cala Millor. La historia comenzó a desenredarse a principios de la semana pasada cuando el propietario del local decidió hacer una inspección, solo para encontrarse con la sospechosa dentro del establecimiento, mientras este estaba precintado.
Imagínate la escena: el dueño llega a su negocio y descubre a esta intrusa campando a sus anchas en lo que debería ser un lugar desierto. La denuncia no tardó en llegar a la Policía Local de Son Servera. Según relatan las autoridades, el hombre había ‘pillado’ a la mujer justo en el momento más inesperado, infringiendo todas las normas al acceder a una zona prohibida.
El robo que dejó boquiabierto al propietario
Al entrar al restaurante, lo que vio fue un verdadero asalto: le habían despojado por completo del equipamiento de cocina y del mobiliario del comedor. Esto no es simplemente un delito; es un ataque directo al esfuerzo y dedicación que implica tener un negocio propio. El valor total del botín era escalofriante: alrededor de 300.000 euros.
Dada la gravedad del asunto, los agentes de la Guardia Civil de Artà no se quedaron cruzados de brazos e iniciaron rápidamente una investigación. Con determinación y trabajo conjunto, lograron avanzar en el caso y dar con la presunta autora. Al parecer, además de robarle todo lo valioso, había traspasado un precinto policial para entrar sin ningún tipo de reparo.
Las acusaciones son serias: apropiación indebida y desobediencia grave son los cargos que ahora pesan sobre ella. En definitiva, esta historia no solo revela cómo algunos pueden tirarlo todo por la borda buscando beneficio personal; también nos recuerda que siempre hay alguien dispuesto a luchar por proteger lo suyo.