En un giro que muchos esperaban, el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) ha ratificado las penas de 12,5 y 15 años de prisión para dos hombres que acabaron con la vida del turista alemán Tim Vogt. ¿Cómo? Lanzándolo desde una furgoneta a plena autopista en s’Arenal. Esta no es solo una historia de justicia; es un recordatorio escalofriante sobre la irresponsabilidad y el desprecio por la vida ajena.
La decisión del tribunal
La Sala de lo Civil y Penal no se ha dejado llevar por las apelaciones de los acusados, quienes argumentaron que la jueza había actuado sin imparcialidad y que el jurado popular no había justificado adecuadamente su veredicto. Pero los jueces fueron claros: «No se aprecia en absoluto pérdida de imparcialidad». Aquí no hay espacio para dudas, y ellos lo han dejado bien claro.
El tribunal subrayó también que existía un «dolo compartido» entre ambos acusados. Es decir, tanto el conductor como el hombre que empujó a Tim al asfalto eran plenamente conscientes del peligro al que estaban sometiendo al joven. Imaginemos: lanzar a alguien desde un vehículo en movimiento durante la noche, en medio de una autopista llena de coches veloces… La probabilidad de un atropello era altísima.
Toda esta tragedia ocurrió el 8 de octubre del año pasado. Tim fue recogido por sus agresores en una Citroën Berlingo mientras disfrutaba aparentemente despreocupado su estancia en Palma. A tan solo tres minutos después, su vida se apagó cuando un coche lo atropelló tras ser arrojado sin piedad a la carretera.
No podemos olvidar este doloroso episodio, que nos hace reflexionar sobre cómo algunos pueden tirar a la basura no solo vidas, sino también esperanzas y sueños. La justicia ha hablado y ahora es nuestro turno como sociedad: nunca más esto debe repetirse.