Este lunes por la mañana, el túnel de Sóller se volvió a cerrar, y no es la primera vez que nos encontramos con esta situación. Un coche tuvo una avería justo en el carril que va hacia Palma y, para colmo, se quedó parado en medio del camino. Eran alrededor de las diez y media cuando los conductores empezaron a acumularse detrás del vehículo averiado.
Una historia repetida
Lo curioso es que esto ya se ha convertido en una especie de rutina. En solo ocho días, este es el tercer cierre que sufrimos. Recuerdo claramente lo ocurrido el 16 de marzo: un Nissan Qashqai decidió chocar contra un bordillo e invadió ambos carriles, obligando a que el túnel estuviera cerrado durante cerca de dos horas mientras una grúa hacía su trabajo. Afortunadamente, los tres ocupantes salieron ilesos y, como buen dato para tranquilizarnos, el conductor dio negativo en las pruebas de alcohol.
Aún hay más: este domingo pasado también tuvimos otro susto cuando un microbús presentó problemas mecánicos justo al entrar en el túnel. El caos circulatorio fue monumental mientras esperábamos la llegada del mecánico que pudiera solucionar la avería. ¿Hasta cuándo vamos a tener que lidiar con estos contratiempos?