El sol aún apenas había salido cuando, ayudado por dos guardias civiles, Benito M. O., un hombre de 82 años, llegó a los juzgados de Vía Alemania. Este anciano, cuya vida dio un giro inesperado tras un acto desesperado, se enfrentaba a la jueza de Violencia 2 después de haber matado a su esposa el miércoles en Puigpunyent. Una escena desgarradora que nos recuerda lo frágil que puede ser la vida.
La tragedia comenzó cuando Benito, que en ese momento ya estaba lidiando con sus propias heridas después de dispararse en el abdomen tras el fatal incidente, fue ingresado en Son Espases. Apenas unas horas más tarde recibió el alta médica para ser detenido bajo la acusación de homicidio. La policía ha revelado que el matrimonio atravesaba una etapa complicada; aunque siempre habían tenido una vida estable, las tensiones económicas estaban haciendo mella en su relación.
Una mañana fatídica
A las seis y media de la mañana del miércoles, con una escopeta en mano y una decisión devastadora ya tomada, Benito se dirigió a la habitación donde se encontraba su mujer, Joana B., y le disparó por la espalda. Después de esta acción impensable, él mismo se disparó y llamó a emergencias no para pedir ayuda por su esposa sino para confesar que él también se había hecho daño. Un claro reflejo del caos emocional en el que vivía.
Cuando llegó la ambulancia al lugar del suceso, Benito fue evacuado al hospital mientras Joana quedaba atrás en un silencio aterrador. Luego del alta médica esa misma tarde, fue trasladado al cuartel de Son Bugadelles donde esperaría para enfrentar las consecuencias de esa mañana fatídica. Nadie puede imaginar el dolor detrás de esta historia ni cómo una situación económica tensa puede llevar a actos tan irreparables.