Era el año 2003 cuando Marc Javier Beltrá Olives, un joven profesor mallorquín de solo 22 años, decidió emprender una aventura por el Amazonas. Nadie podría imaginar que esa sería la última vez que se le vería. Han pasado más de dos décadas desde que su vida se desvaneció entre las selvas remotas que comparten Brasil, Perú y Ecuador, dejando a su familia atrapada en un torbellino de incertidumbre y dolor.
La historia de Marc es desgarradora. Su mochila fue hallada destrozada, como si hubiera sido atacado por delincuentes al acecho de turistas desprevenidos. Dentro, algunas pertenencias permanecían intactas, pero su dinero y su cámara brillaban por su ausencia. Desde ese instante, su familia no ha dejado de buscar respuestas. Su padre, Juan Ramón Beltrá, se convirtió en un incansable viajero a través del Amazonas, decidido a averiguar qué había pasado con su hijo.
Una búsqueda desesperada en la selva
Marc era un amante de la literatura y soñaba con explorar los pueblos que admiraba en sus libros. Cuando finalmente llegó a Brasil para hacer esa travesía, todo parecía perfecto. Pero pronto esa ilusión se tornó en pesadilla: tras salir de Bogotá el 30 de noviembre y ser visto brevemente en Leticia el 2 de enero, se esfumó sin dejar rastro.
A medida que pasaban los días y las semanas, Juan Ramón y Françoise —la madre— fueron recorriendo ríos indómitos y aldeas perdidas donde nadie podía darles información concreta sobre Marc. En Santa Rosa surgió una pista esperanzadora: una comunidad peculiar les ofreció ayuda pero resultó ser otro callejón sin salida. Las esperanzas iban disminuyendo hasta que una llamada inesperada cambió todo.
Pescadores encontraron la mochila en la orilla del río Yavarí; sin embargo, Juan Ramón estaba convencido de que alguien había manipulado la escena. La ropa estaba allí pero faltaban cosas clave: el dinero y los objetos personales habían desaparecido como si nunca hubieran existido. La policía brasileña tomó nota mientras él seguía buscando respuestas desesperadamente.
Años después llegaría una nueva pista a través de un viajero madrileño llamado Jorge Pérez quien afirmó haber visto una foto reciente de Marc durante una experiencia aterradora con indígenas Huni Kui. Sin embargo, aunque esto encendió nuevamente una chispa de esperanza en Juan Ramón —quien ya había perdido casi toda fe— no parecía suficiente para resolver el rompecabezas.
A día de hoy , el caso sigue cerrado; las autoridades han dado por concluida la investigación mientras la familia vive con un vacío inmenso tras tantas búsquedas infructuosas. ¿Qué le sucedió realmente a Marc? Esa pregunta sigue resonando como un eco lejano entre los árboles del Amazonas, dejando atrás más dudas que certezas después de tantos años.