Este lunes, un grupo de agentes de la Policía Nacional, junto a un historiador local, se adentraron en lo que inicialmente eran solo unas obras de remodelación en la Plaça Santa Catalina Tomàs del Pont d’Inca. Pero, lo que parecía una rutina acabó convirtiéndose en un verdadero hallazgo histórico: un refugio antiaéreo datado de la Guerra Civil.
Una Inspección Inesperada
Los operarios que estaban trabajando allí se encontraron con algo más que escombros; desenterraron un pasado olvidado. A primera hora de la mañana, los agentes de la Unidad de Subsuelo y Protección Ambiental llegaron al lugar con Tomeu Fiol, un apasionado historiador aficionado. «Es algo particular», dijo Fiol mientras preparaban su equipo para descender a las entrañas del refugio.
A las 10.00 horas, comenzaron su descenso por una abertura estrecha y peligrosa. El subinspector Jaime Sempere describió cómo fue esa experiencia: «Al bajar, nos encontramos con una pequeña pendiente que daba paso a un estrecho pasillo arrastrándose». La misión no era fácil; dos pasillos les esperaban antes de llegar a unas escaleras tapiadas que guardan secretos del pasado.
A pesar de las precauciones tomadas para asegurar el lugar -por si hubiera gases o desprendimientos-, el hallazgo fue bastante escaso: «Solo encontramos una lata oxidada y poco más», relató Sempere. Sin embargo, para el historiador Fiol, este refugio tenía su propia historia que contar. «Marratxí estaba bajo los mismos riesgos que Palma debido a su proximidad al aeródromo de Son Bonet», explicó Fiol, recordando cómo durante aquellos tiempos difíciles se construyeron varios refugios con recursos limitados.
La falta de materiales era evidente al observarlo con linternas: «Estaba excavado directamente en la tierra; nada comparado con los revestidos más seguros que había en Palma». Además, lo curioso es que este refugio solo contaba con una entrada cuando todos deberían tener al menos dos.