Todo comenzó en una tranquila vivienda de Sóller, donde dos hombres, uno de 61 años y otro de 37, decidieron que era mejor resolver sus diferencias a golpes. La cosa se salió de control y lo que empezó como una discusión doméstica terminó en una reyerta en medio de la calle. Y así, bajo la mirada atónita de los vecinos, surgió un espectáculo que nadie quería presenciar.
Una noche para olvidar
Los agentes de la Guardia Civil no tardaron en recibir el aviso sobre la pelea. En cuanto llegaron al lugar, se encontraron con un panorama desolador: ambos hombres ya habían abandonado el hogar y estaban intercambiando puñetazos en plena vía pública. Intervino rápidamente para separarlos, pero no fue fácil; ambos presentaban lesiones evidentes por haberse agredido mutuamente.
Uno de ellos tenía una herida sangrante en el costado izquierdo, causada por un bate de béisbol modificado con un clavo afilado. Por su parte, el otro se defendía diciendo que actuó en legítima defensa porque su oponente le había amenazado con una navaja grande antes del ataque. Una situación tensa donde cada uno tiraba la culpa al otro mientras los agentes intentaban poner orden.
Tras registrar el lugar, las autoridades hallaron tanto el bate como la navaja escondidos entre las plantas. Fue entonces cuando decidieron actuar: arrestaron a uno por lesiones menos graves agravadas por el uso del objeto contundente y al otro por amenazas graves con arma blanca. ¿Y nosotros qué? Solo podemos quedarnos mirando cómo estos incidentes nos recuerdan que las cosas pueden salirse de madre muy rápido.