Sucesos

La trágica noche en que Yasser acabó con la vida de su padre tras una discusión

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Era una madrugada del 21 de julio de 1998 cuando la calma en el barrio palmesano de Banc de s’Oli se vio interrumpida por un crimen desgarrador. Yasser A.R., un joven marroquí de solo 23 años, se convirtió en el protagonista de una historia que podría haber sido cualquier cosa menos normal. Su padre, Ahmed A.R., le había recriminado el desorden en su cuarto, un comentario que desató un torrente oscuro y violento que culminó en un baño de sangre.

Un hogar roto y discusiones constantes

La relación entre padre e hijo no era fácil; las tensiones habían ido in crescendo, sobre todo después de que Ahmed saliera de prisión tras cumplir condena por tráfico de drogas. Imagínate vivir bajo el mismo techo con alguien a quien siempre has visto como figura autoritaria, pero que además está lidiando con sus propios demonios. Así fue como aquella mañana fatídica, Yasser salió a la calle, alterado y buscando ayuda. Se topó con un operario de Emaya y le soltó la noticia: «Han matado a mi padre». Pero lo que vendría después sería aún más impactante.

Cuando los agentes del Grupo de Homicidios llegaron al lugar, se encontraron con una escena dantesca: Ahmed estaba tendido en el suelo rodeado de heridas graves y contusiones visibles. La versión inicial que Yasser dio sobre un atraco fallido comenzó a desmoronarse rápidamente frente a las evidencias. Las heridas en sus manos hablaban por sí solas.

A medida que los detectives indagaban más profundamente, Yasser finalmente rompió su silencio y confesó lo inimaginable: tras una acalorada discusión por su desorden personal y bajo los efectos del consumo de drogas, perdió el control y apuñaló a su propio padre. Un acto impulsivo que cambiaría sus vidas para siempre.

El juicio y sus consecuencias

En el juicio posterior, mientras todos intentaban entender cómo alguien puede llegar a tal extremo por cuestiones tan triviales, la defensa argumentaba que había actuado sin intención premeditada debido al estado alterado por las drogas. Pero los forenses expusieron sin tapujos la brutalidad del ataque: una carnicería donde Ahmed fue acuchillado repetidamente hasta caer abatido.

A pesar del horror del crimen cometido, Yasser logró convencer al jurado para evitar ser condenado por asesinato; así recibió una pena más liviana: ocho años tras las rejas. No obstante, esta sentencia dejó claro algo inquietante: aún pasados 25 años desde aquella fatídica noche, los ecos del pasado resuenan entre los vecinos de Can Espanya como un recordatorio escalofriante.

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