Imagina estar sumergido en las profundidades del océano, rodeado de vida marina, y de repente todo cambiar. Eso le ocurrió a Alejandro ‘Willy’ Ramos Martínez, quien sufrió un accidente mientras buscaba mariscos frente a la costa de Pisco, Perú. En 2013, un barco interrumpió su conexión de oxígeno y lo obligó a ascender rápidamente. Lo que parecía una aventura se convirtió en una pesadilla.
Una condición médica insólita
El resultado fue devastador: Willy quedó con una afección conocida como enfermedad por descompresión, una dolencia que provoca la formación de burbujas de nitrógeno en el cuerpo debido a cambios bruscos en la presión ambiental. Pero su caso es diferente; más que los síntomas típicos que suelen incluir dolor intenso o daño nervioso, él ha visto cómo sus bíceps crecen hasta dimensiones extraordinarias, alcanzando hasta 72 cm de circunferencia.
A pesar de los intentos médicos para tratarlo, solo se logró eliminar alrededor del 30% de esas ‘enormes pompas’. Willy reflexiona con ironía: “Me salvé de milagro. Doy gracias a Dios porque estoy deformado, pero vivo”. Su historia es única en el mundo; nadie ha enfrentado deformidades como las suyas tras sufrir esta enfermedad.
Ahora camina como si fuera un globo inflable, esperando que algún día alguien encuentre una solución viable para su situación. Mientras tanto, vive con el peso no solo físico sino emocional que implica ser un sobreviviente con cicatrices visibles y un espíritu indomable.

