Imaginemos un mundo donde las preocupaciones cotidianas se ocultaban tras faldas voluminosas y elaborados vestidos. En ese contexto, aparece un invento que podría parecer sacado de una comedia: la vanvera. Este peculiar dispositivo, que ha generado más curiosidad que historia, fue utilizado por la aristocracia del siglo XVII. Pero, ¿para qué servía realmente?
Las historias sobre la vanvera son como un rompecabezas en el que cada pieza nos lleva a diferentes épocas. Algunos dicen que sus raíces se encuentran en el antiguo Egipto, mientras otros apuntan a influencias romanas. Sin embargo, lo cierto es que la vanvera se convirtió en un accesorio indispensable para muchas mujeres de la alta sociedad, quien lograban ocultarla bajo sus lujosos vestidos.
Un invento discreto pero ingenioso
Exhibida actualmente en el Museo de las Máquinas Sexuales de Praga, esta extraña creación consistía en una copa de cuero que se colocaba estratégicamente sobre las nalgas. Hecha a medida para adaptarse perfectamente a su usuaria, esta copa estaba conectada a una vejiga destinada a almacenar los gases intestinales. Y sí, lo leíste bien: al final había un pequeño orificio cerrado con una cuerda que permitía liberar los gases cuando uno se encontraba a solas.
La vanvera era habitual en eventos sociales y funciones teatrales; era casi como un protocolo no escrito entre las damas para mantener la compostura ante cualquier desliz estomacal. Tal vez por eso hoy nos suene tan raro y divertido saber que existía algo así.
A medida que avanzaba el siglo XX y cambiaban las modas y costumbres de la nobleza, este artilugio comenzó a caer en desuso. Algunos estudiosos incluso creen que la expresión italiana parlare a vanvera, que significa hablar sin sentido, tiene su origen precisamente en este extraño objeto.
Así es como un simple invento puede contarnos tanto sobre cómo vivían nuestras antepasadas y las maneras inusuales que tenían para lidiar con lo cotidiano. Un capítulo más en esa historia fascinante llamada vida aristocrática.

