Imagina por un momento que compras un SUV de lujo, ese Mercedes-Benz GLE 400 que siempre soñaste. Te sientes al volante, la emoción te invade… hasta que pisas el freno y tu corazón se detiene. El coche no frena. No, no es una broma. Al llevarlo al taller para solucionarlo, este conductor alemán se topó con una realidad escalofriante: su vehículo estaba equipado con simples tacos de madera en lugar de las pastillas de freno homologadas.
Un engaño inaceptable
El hombre, cuya identidad permanece en el anonimato, notó algo raro desde el primer momento. A pesar de intentar detenerse con todas sus fuerzas, el coche apenas disminuía la velocidad. Ante esta situación desesperante, decidió llamar a una grúa y llevarlo al taller más cercano.
Al llegar allí, los mecánicos descubrieron la verdad oculta: esas pastillas de madera, marcadas con rotulador permanente como si fueran productos auténticos de Brembo, estaban lejos de ser lo que debían ser. “Esto ni siquiera puede considerarse una estafa; es pura negligencia criminal”, afirmó Hans Bauer, un experto en seguridad técnica involucrado en la investigación. Y tiene razón; ¿quién puede imaginar que se arriesga a conducir un coche que pesa dos toneladas con unos frenos hechos de madera?
A raíz del escándalo, la Policía alemana ha abierto una causa penal contra el antiguo propietario por manipular elementos críticos del vehículo. Pero lo más inquietante sigue siendo el misterio detrás de esta maniobra tan peligrosa: ¿por qué sustituir las pastillas legítimas por bloques de madera? La respuesta queda flotando en el aire mientras todos nos preguntamos cómo alguien puede jugar así con la vida ajena.

