Imagina la escena: un abuelo de 85 años, lleno de energía y con ganas de ir al médico, se sube a su coche en Châtillon-sur-Thouet, Francia. Su destino era claro, Airvault, a apenas 20 kilómetros. Pero, como suele pasar en las mejores historias, la realidad le tenía preparada una aventura completamente distinta.
Lo que comenzó como un simple trayecto para una consulta médica se convirtió en un viaje de más de 1.600 kilómetros. Tras 20 horas al volante, este hombre llegó a un hotel en Croacia sin saber muy bien cómo había llegado allí. La familia empezó a preocuparse cuando el abuelo no apareció ni siquiera para una reunión con sus amigos; eso ya era señal de alarma. Así que sus hijos decidieron avisar a la Policía.
Un GPS travieso y muchas horas al volante
Las autoridades actuaron rápido y pidieron ayuda militar para rastrear el teléfono móvil del abuelo. La sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que estaba disfrutando del sol croata. Al parecer, el pobre hombre había tenido problemas con el GPS y su confusión le llevó por caminos insospechados hasta llegar a este país balcánico.
A la pregunta de cómo terminó allí, él simplemente respondió que “no entendía lo que había pasado”. A veces parece que la vida tiene un sentido del humor bastante peculiar. En fin, mientras su familia temía lo peor, el anciano solo pudo reírse de su propia odisea. Y así es como un simple viaje al médico se convierte en una anécdota inolvidable.

