En un giro inesperado, lo que comenzó como una serie de adorables y divertidos vídeos en TikTok se ha transformado en un verdadero batiburrillo de emociones. La cuenta @basincreekretirement, famosa por mostrar a sus «residentes» luciendo disfraces de Halloween y compartiendo ingeniosas anécdotas, resulta ser una creación puramente digital hecha por inteligencia artificial. ¿Quién lo diría?
La magia que no era tan mágica
Imagina entrar en un mundo donde la ternura y el humor parecen reinar entre abuelos ficticios. Con más de 60.000 seguidores y 5,4 millones de ‘me gusta’, estos personajes nos hacían sonreír mientras jugaban al bingo o comentaban sobre sus peculiares atuendos. Sin embargo, ahora sabemos que esas risas estaban construidas sobre bytes y algoritmos.
Uno de los clips más populares muestra a Martha, disfrazada con frascos de especias pegados a su cuerpo, respondiendo a la pregunta: «¿De qué vas disfrazada?» Su respuesta divertida: «Soy una Spice Girl», arrasó en la plataforma. Pero tras las risas, surge la inquietud. Muchos usuarios han empezado a expresar su preocupación por el realismo aterrador que alcanzan estas herramientas tecnológicas. La capacidad para crear experiencias tan vívidas provoca preguntas sobre la autenticidad en las redes sociales.
Algunos internautas sugieren que debería ser obligatorio etiquetar estos vídeos como IA para evitar confusiones entre aquellos que buscan un atisbo de realidad en el contenido digital. Otros defienden la creatividad detrás del proyecto Basin Creek, concebido para entretenernos y alegrar nuestro día con humor absurdo.
Aunque muchos se ríen al darse cuenta del engaño –»están demasiado felices para ser ancianos», bromea uno– hay quienes prefieren imaginar que esta residencia ficticia podría existir realmente. En su página web admiten que todo es una ilusión destinada a aportar luz y alegría al feed del espectador, incluso vendiendo camisetas para mantener este sueño en marcha.
Así estamos: entre risas y dudas, disfrutando de un fenómeno viral que ha capturado nuestra atención pero también ha planteado interrogantes sobre hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial en nuestras vidas cotidianas.

