La infidelidad, ese tema espinoso que tantas relaciones quiebra, es un fenómeno que ha intrigado a investigadores y amantes por igual. ¿Qué lleva a alguien a traicionar la confianza de su pareja? Arthur C. Brooks, profesor de Harvard y experto en bienestar emocional, nos ofrece una perspectiva fascinante: los instintos básicos son los culpables.
En su reciente podcast, Office Hours, Brooks plantea que la tentación de ser infiel no surge del vacío. Al contrario, está arraigada en nuestros deseos más primitivos. «La gente busca evitar el conflicto y alcanzar la felicidad instantánea», dice él, aunque advierte que este camino rara vez conduce al verdadero bienestar que todos anhelamos.
Atrapados entre impulsos y sentimientos
Pensar en la infidelidad como un mero error sería simplista. El profesor asegura que muchas personas se sienten atraídas por la idea de una nueva aventura porque buscan una satisfacción inmediata. Pero claro, esto suele desembocar en insatisfacción y dolor a largo plazo. ¡Es todo un juego de emociones! Cuando buscamos esa gratificación rápida sin conectar realmente con alguien, nos enfrentamos al riesgo de vivir una experiencia indignante.
A menudo escuchamos que nadie quiere ser descubierto cuando engaña a su pareja. Sin embargo, como bien apunta Brooks: «Aunque saben que lo están haciendo mal, siguen adelante». Es un ciclo complicado donde los impulsos pueden llevarnos lejos de lo que realmente queremos.
No es fácil controlar estas tentaciones, pero el primer paso es entenderlas y reconocerlas. En un mundo lleno de distracciones y oportunidades para caer en la infidelidad, quizás sea hora de reflexionar sobre nuestras decisiones y buscar formas más saludables de encontrar esa felicidad duradera.

