En un fascinante recorrido por la lengua vasca, el influencer Beñat Olea nos lleva a reflexionar sobre un aspecto que pocos conocen: los días de la semana en euskera. Lejos de las influencias astronómicas o mitológicas que dominan otros idiomas, aquí los nombres parecen ir por libre.
Beñat inicia su relato con una revelación sorprendente: “antiguamente, la semana vasca solo tenía tres días”. Este dato nos hace pensar en cómo antes de la llegada del imperio romano y su calendario, el pueblo vasco regía su tiempo según los ciclos lunares. ¡Imagínate!
Un viaje a través del tiempo
Olea explica que en euskera, el mes se dice hilabete, lo que literalmente significa “luna llena”. Cada uno de estos meses estaba compuesto por diez semanas, llamadas aste, cada una con tres días. ¿No es curioso? Así es como se formaron los nombres actuales: astelehena, para lunes o “primer día”; asteartea, que viene a ser martes o “día del medio”; y así hasta llegar al asteazkena, que es miércoles o “último día”.
A medida que la influencia latina se adueñó del calendario, también fueron surgiendo nuevos nombres. Por ejemplo, jueves se convirtió en osteguna, un guiño al dios del cielo en la mitología vasca, Ortzi. El viernes siguió esta línea como ostirala. En cuanto al sábado, se dice larunbata, y algunos creen que deriva de “lagunen bilera”, un encuentro entre amigos. Y finalmente llega el domingo con un toque cristiano: igandea, haciendo referencia a la ascensión.
Tanta historia detrás de esos nombres nos invita a valorar más nuestra lengua y tradiciones. Quizás deberíamos detenernos un momento para pensar en lo rica y diversa que es nuestra cultura.