En una tarde de verano en los Países Bajos, un camionero húngaro se convirtió en el protagonista de una historia que parecía sacada de una película. Todo empezó cuando decidió aparcar su camión en el arcén de la autopista A16 y, sin pensarlo dos veces, saltó del puente Moerdijk al río Hollands Diep. Lo que muchos interpretaron como un trágico intento de suicidio resultó ser simplemente un hombre buscando refrescarse del calor.
Una confusión inesperada
La Policía de Dordrecht no tardó en recibir la alarma y envió a varios helicópteros, lanchas rápidas y bomberos para atender lo que parecía una emergencia. Los rescatistas llegaron corriendo, solo para descubrir que el camionero estaba bien, pero había subestimado la fuerza de la corriente del río. Tras su salto al agua, se dio cuenta rápidamente de que su arriesgada zambullida no era tan segura como había pensado.
«Era un día hermoso y cálido», comentó el camionero a los agentes. «Pensé que era una buena idea darme un baño». Después de hacer amigos con los tripulantes de una barcaza cercana, fue devuelto a la orilla sanito y salvo.
A pesar del susto inicial, nuestro protagonista aprendió una lección importante sobre la seguridad y las normas viales: recibió una multa por estacionar indebidamente y por saltar desde el puente sin autorización. Al final, lo que comenzó como un intento desesperado por escapar del calor terminó siendo solo un episodio más en las travesuras veraniegas.