El diseño está presente en cada rincón de nuestras vidas: desde el mobiliario que elegimos para casa hasta la imagen que proyectan los espacios públicos. Pero a veces, nos encontramos con creaciones que dejan mucho que desear. Y es que, aunque muchos diseñadores brillan con su trabajo, otros parecen haber tenido un mal día. Hoy vamos a recorrer algunos de esos ejemplos desafortunados, donde la originalidad se convierte en una auténtica pesadilla.
Diseños inquietantes y absurdos
Empezamos con una caja de snacks para perros, cuyo diseño hace pensar que tu mascota podría lucir una sonrisa humana. Puede sonar divertido, pero no deja de ser raro y perturbador. O ese baño femenino en una gasolinera, cuya puerta pintada de rojo parece más bien un aviso de ‘no entres aquí’. No invita nada a cruzar ese umbral.
¿Y qué me dicen del maniquí esquelético? Más parece sacado de ‘Pesadilla antes de Navidad’ que un modelo representativo de ropa interior femenina; realmente dudamos que ese atuendo se convierta en un best-seller. Por otro lado, el caballito para niños da miedo solo con mirarlo; parece estar poseído o haber visto algo aterrador.
A veces, los diseñadores intentan innovar demasiado. Un buzón insólito parece más bien un intento por espantar a los repartidores, mientras que esa silla de bebé vista en un McDonald’s tiene pinta de provocar más llantos que risas. Parece hecha para asustar a los pequeños.
Y si hablamos de creatividad sin límites, no podemos dejar pasar el banco ataúd en Taskent; ¿acaso su diseñador quería hacer una broma sobre la espera interminable del tren? A esto le sumamos el jarrón decorado con labios; perfecto si te apetece dar un beso sin compañía.
Por último, encontramos ese dispensador de pañuelos cuestionando si limpiará o ensuciará realmente y un coche tuneado cuyos faros simulan ser ojos humanos… ¡vaya locura! Sin duda alguna, estos ejemplos nos hacen reflexionar sobre hasta dónde puede llegar la imaginación (y la falta de sentido común) en el mundo del diseño.