En el Taronga Western Plains Zoo de Dubbo, Australia, ha surgido una amistad que va más allá de lo convencional. Rozi, una cría de guepardo huérfana, y Ziggy, un cachorro mestizo, se han convertido en inseparables. A primera vista, parecen ser dos animales muy diferentes, pero su conexión es tan fuerte que parece que siempre han estado destinados a encontrarse.
Una historia de superación y compañerismo
Rozi llegó al mundo en febrero de 2025, en un parto prematuro que puso en riesgo tanto su vida como la de su madre, Siri. Aunque lograron salvar a Siri mediante una cesárea, ella no pudo alimentar a su pequeña. Así fue como el equipo del zoológico tuvo que intervenir para criar a Rozi. Y aquí es donde entra Ziggy: un compañero perfecto para ayudarla no solo a jugar sino también a socializar con otros animales.
Jordan Michelmore, el criador de guepardos del centro, subraya cómo ambos animales se complementan perfectamente: «Se ajustan bien en energía y tipo de juego». Y es que aunque Ziggy sea considerablemente más grande que Rozi, eso no les ha impedido iniciar sus juegos desde el primer momento. La chispa entre ellos fue instantánea; parece que supieron desde el inicio que estaban hechos el uno para el otro.
A veces nos olvidamos de la importancia del compañerismo entre especies distintas. Este tipo de emparejamientos no son solo curiosidades para atraer visitantes al zoológico; son fundamentales para garantizar la supervivencia del guepardo. Con más de 30 años implementando estas prácticas tras sucesos similares en otros zoológicos como el de San Diego, se busca asegurar un futuro para los guepardos. La propia Siri había tenido experiencias previas positivas con perros y ahora su hija sigue ese legado.
A medida que Rozi y Ziggy crecen juntos en este entorno protegido, su amistad florece cada día más. Es un recordatorio hermoso de cómo el amor y la conexión pueden superar cualquier barrera entre especies.