Este verano, nos hemos visto sorprendidos por un reto viral absurdo que ha hecho sonar las alarmas en varias partes de España. En Cataluña, Cantabria y la Comunidad Valenciana, las piscinas públicas han tenido que cerrar sus puertas debido a una práctica absolutamente insana que se originó en las redes sociales allá por 2018.
La historia es preocupante: desde hace semanas, los jóvenes están propensos a participar en un reto donde lo único que parece importar es la diversión, sin pensar en las graves consecuencias. Este reto consiste en defecar dentro de piscinas públicas. Sí, lo leíste bien. Algo tan increíblemente irresponsable ha llevado al cierre temporal de unas 300 piscinas para restaurar el agua y garantizar la salud pública.
Un verano marcado por la irresponsabilidad
A medida que el calor aprieta, localidades como Berga o Bellver de Cerdanya han sido testigos del cierre de sus piscinas tras este acto de vandalismo. Lo mismo ocurre en Cantabria con municipios como Torrelavega y Reocín, o en Valencia con pueblos como Canals y Carcaixent. Los empleados municipales están trabajando duro para desinfectar el agua y asegurar el bienestar de todos.
Pero esto no acaba aquí. Ante este panorama, los expertos advierten sobre los peligros reales para nuestra salud. Las heces pueden contener bacterias y parásitos peligrosos como E.coli o Giardia, capaces de provocar enfermedades gastrointestinales severas: diarreas, vómitos e incluso hepatitis A. Y si hablamos de niños, esos pequeños son especialmente vulnerables a estos gérmenes.
No podemos quedarnos callados ante esta situación; necesitamos actuar colectivamente para erradicar este desafío insensato y proteger lo más valioso: nuestra salud y la seguridad de nuestros espacios públicos.