Imagina la escena: un grupo de amigas disfrutando de una agradable comida en Jardines del Pedregal, al sur de la Ciudad de México. La risa y la charla fluyen como el vino, hasta que una de ellas decide conectar su móvil a una batería portátil. Todo parecía ir bien hasta que, de repente, el dispositivo comenzó a soltar humo. En ese momento, el ambiente se tornó tenso; las risas se congelaron y los corazones empezaron a latir más rápido.
El instante aterrador
Fue cuestión de segundos: el humo dio paso a chispas y luego, ¡boom! La batería explotó con un destello que dejó a todos paralizados. Pero aquí viene lo increíble; gracias a la rápida reacción de una de las comensales, que tuvo la presencia de ánimo para tirar el aparato al suelo justo cuando empezó a echar humo, todas salieron ilesas. ¿Se imaginan el pánico? Un momento que pudo haber sido trágico se convirtió en una anécdota escalofriante.
Los empleados del restaurante no tardaron en actuar para controlar la situación. Sin embargo, este episodio nos recuerda algo crucial: la seguridad ante todo. Tras esta explosión inesperada, el debate sobre los peligros de las baterías portátiles no certificadas ha resurgido con fuerza en las redes sociales. Se han vuelto virales vídeos del incidente y comentarios alertando sobre los riesgos que corremos si apostamos por productos baratos o no oficiales.
Así que ya lo saben: antes de comprar esa batería portátil tan económica, piensen dos veces. No vale la pena arriesgarse por ahorrarse unos euros.