¿Cuántas cosas guardamos en casa que, seamos sinceros, jamás volveremos a usar? A menudo, nuestros hogares se convierten en auténticos museos de objetos inservibles, esos que llevan tanto tiempo escondidos en el fondo de un armario o apilados en el trastero que hasta hemos olvidado que existen. Es hora de hacer limpieza y decir adiós a esos elementos que solo ocupan espacio.
¿Qué deberíamos tirar ya?
Pongámonos cómodos y hagamos un repaso. Primero están esas colecciones de películas físicas. Los DVD’s y VHS ya son parte del pasado; guardarlos por nostalgia no tiene sentido si llevan años cubiertos de polvo. Es momento de liberarse de ellos.
No podemos olvidar los tarros de cristal, esos que parecen multiplicarse cada vez que abrimos la despensa. Mantén solo los más útiles y deja atrás aquellos que solo ocupan lugar sin razón.
Tampoco es necesario conservar móviles antiguos. Un teléfono puede ser útil como plan B, pero si lo has tenido guardado en un cajón durante eones, ¿realmente crees que lo vas a necesitar otra vez?
A veces da pena deshacerse de los apuntes del colegio, pero seamos realistas: ¿cuándo fue la última vez que revisaste ese material? Seguro no lo recuerdas.
Juegos de mesa incompletos? Sí, esos también deberían salir. Aunque compartiste grandes momentos con ellos, si ya no tienen todas las piezas, su época dorada ha terminado.
Y qué decir sobre esas agendas viejas. Si todavía conservas algunas del siglo pasado en 2025, es hora de hacer un cambio radical y liberar espacio.
Aprovechemos para revisar las bolsas acumuladas. Con tantas opciones reutilizables hoy en día, es lógico empezar a deshacerse de las bolsas plásticas innecesarias.
A veces guardamos bolígrafos que no pintan; ¡venga ya! No sirven para nada. Y aunque los medicamentos caducados ocupen poco espacio, deberíamos tomar un momento para verificar nuestro botiquín personal. No tiene sentido guardar productos inservibles.
No te olvides también de esas viejas cámaras analógicas. La fotografía ha evolucionado; si aún tienes una atesorada en la estantería solo por sentimentalismo, quizá sea el instante perfecto para dejarla ir.
Aún hay más: unas viejas gafas rotas o anticuadas, cortinas pasadas de moda… todo eso debería desaparecer si realmente no vas a volver a usarlas.
Pensando en nuestras antiguas consolas: ¿realmente las utilizas? Si la respuesta es no, quizás sea hora de despedirse cariñosamente de ellas tras tantos buenos recuerdos.
A veces duele soltar cosas como unos bonitos pendientes sin pareja, pero si ya han perdido su compañero, mejor dejarlos marchar. Y esas viejas maletas… ¿para qué conservarlas eternamente si llevan años abandonadas?