Reservar mesa para un grupo grande suele ser una jugada inteligente, pero a veces las cosas no salen como se planean. Imagina que eres parte de un grupo de 18 personas que, tras mucho esfuerzo para coordinarse, finalmente se sientan a la mesa. Sin embargo, ¡sorpresa! Solo 15 llegan al final. Así ocurrió recientemente y el revuelo no tardó en llegar.
Todo comenzó cuando el perfil de Twitter Soy Camarero, conocido por hacer eco de las peripecias en la hostelería, compartió un caso que dejó a muchos boquiabiertos. Al parecer, el restaurante decidió cobrar los tres menús que nunca fueron consumidos. El cliente afectado se mostró indignado: «Sin previo aviso, nos cobraron el menú de tres personas que faltaron pero esa comida y bebida no estaba ni en la mesa ni nos la dieron posteriormente. Me ha parecido un engaño y no volveré”, escribió en su reseña.
Opiniones divididas entre clientes y establecimiento
La respuesta del restaurante no se hizo esperar; defendieron su postura explicando que todo lo preparado salió directamente de la cocina. Ellos argumentaban: «Cuando contratas un menú cerrado específico para un evento, tiene que hacerse cargo de él». Además, señalaron cómo todos los comensales habían podido disfrutar sin problemas a pesar de las alergias e intolerancias mencionadas por algunos.
A medida que el tema escalaba en redes sociales, con más de 52.000 visualizaciones y opiniones encontradas surgiendo a raudales, algunos usuarios defendían al restaurante mientras otros abogaban por los clientes: “¿No hubiera sido mejor avisar sobre cómo manejarían la comida sobrante?” cuestionaban unos; mientras otros celebraban la postura del local diciendo: “Basta ya del abuso del ‘yo soy el cliente’”. En medio del debate quedó claro algo: el respeto mutuo es fundamental tanto para clientes como para profesionales del sector.