Imagina la escena: un tranquilo jardín en Punta Gorda Isles, Florida, cuando de repente se convierte en el escenario de una película surrealista. Un oso negro, que parece haber olvidado por completo sus instintos salvajes, decide que un jacuzzi es el lugar perfecto para relajarse. ¡Sí, has leído bien! Este curioso visitante no solo se dio un chapuzón refrescante, sino que también se acomodó para disfrutar de una siesta digna de los dioses del sueño.
El dueño de la casa nunca imaginó que la llamada policial sobre un plantígrado tomando el sol era tan real. Cuando revisó las cámaras, vio a su inusual invitado nadando como si fuera el rey del hogar. ¿Quién podría culparlo? Con ese calor y ese jacuzzi, cualquiera querría tirarse a disfrutar.
Una captura inesperada con sabor a donuts
Pero aquí no acaba la historia. Los agentes locales y expertos en vida silvestre tuvieron que actuar. Armados con donuts —sí, esos deliciosos círculos azucarados— pusieron trampas y usaron su ingenio para convencer al oso a salir sin causar ningún revuelo. Después de unos minutos tensos pero entretenidos, el oso finalmente decidió abandonar su nuevo reino acuático y trasladarse a un solar cercano donde fue capturado sin problemas.
Lynn Martin, el propietario del jardín-jacuzzi-oso, entre risas comentó: «Después de su baño relajante, decidió deshacer los cojines del sofá como si estuviera haciendo su cama antes de caer en un profundo sueño que duró casi seis horas». Así es como este animalito nos recuerda que a veces hay que saber disfrutar de la vida… aunque sea con unas simples galletas y agua caliente.