El sistema educativo en Finlandia se presenta como un mundo aparte, y no es de extrañar que cause tanto interés. ¿Quién no ha sentido esos nervios previos a los exámenes de acceso a la universidad? Anna, una española que reside allí, nos cuenta su experiencia y las sorprendentes diferencias con España. Aunque ella está enfocada en Magisterio, lo cierto es que este proceso se asemeja para todas las carreras.
“Aquí, ser profesor es algo muy valorado”, dice Anna mientras comparte sus vivencias en TikTok. El camino para entrar en Magisterio o cualquier otra carrera comienza cuando un estudiante termina el Lukio, que viene a ser nuestro bachillerato. Y aquí no hay Selectividad; cada universidad establece su propia prueba de acceso. Pero atención, porque esto no es una simple evaluación general, ¡no! Estas pruebas están hechas a medida para cada especialidad.
Un sistema adaptado a las necesidades del país
No solo importa quién tiene las mejores notas; se trata de encontrar a los más cualificados para lo que realmente se necesita. “En Finlandia, si hacen falta 100 maestros, se abren exactamente 100 plazas y solo entran los 100 mejores”, explica Anna con entusiasmo. Esto nos hace pensar sobre cómo funciona el sistema educativo en España, donde parece que todo va por oferta y demanda.
Los comentarios sobre su vídeo han sido numerosos y variados: “En España, si más gente quisiera ser profesor, las notas subirían”, opina uno de los espectadores. Sin embargo, también hay quienes argumentan que el problema radica en otro lugar: “Muchos eligen Magisterio por vocación genuina, pero también hay quienes lo hacen sin mucha pasión”. Reflexiones que nos llevan a cuestionar nuestras propias dinámicas educativas.