En una mañana cualquiera en Madrid, un joven decidió que era buen momento para echarse una siesta en medio del arcén de la M-40. Así lo relataba un conductor que, sorprendido, grabó su encuentro y lo compartió en redes sociales. “Iba de camino al trabajo cuando vi algo raro”, cuenta el narrador del vídeo mientras muestra su furgón estacionado a unos cien metros. Y ahí estaba él, tirado en el suelo, con medio cuerpo dentro de la carretera y el otro lado apoyado contra el guardarraíl.
“Lleva una cuajada impresionante… Se habrá bajado a mear o algo y le han dejado aquí tirado”, bromea el autor entre risas, aunque también con cierta preocupación. No podía dejar de pensar en lo peligroso que era dormir así: “Estoy esperando a la Guardia Civil porque si para alguien por aquí… ¡se lo lleva puesto!”, comenta con un toque de ironía. En ese momento, entre la incredulidad y las risas que provoca esta escena absurda, reflexiona sobre cómo es posible que alguien decida pasar la noche allí. “A las seis de la mañana es lo mejor que puedes hacer: dormir en el arcén de la M-40, es lo más normal del mundo”, añade sin poder contenerse.
Una imagen que refleja mucho más
Este episodio tuvo lugar cerca de Boadilla del Monte justo al amanecer, donde afortunadamente el tráfico no era tan intenso como en otras horas del día. Sin embargo, este pequeño drama urbano nos recuerda cómo algunos momentos pueden ser tan surrealistas como peligrosos. La viralidad del vídeo ha puesto sobre la mesa una crítica sobre nuestra sociedad: ¿qué nos lleva a ignorar situaciones así? Es cierto que reírnos puede ser más fácil que reflexionar, pero quizás deberíamos preguntarnos si estamos mirando hacia otro lado cuando realmente deberíamos actuar.