En un rincón soleado de la Costa del Sol, encontramos la historia de los Laurie, una familia irlandesa que decidió dejar atrás la gris Irlanda en busca de una vida más plena. Todo comenzó en 2017, cuando Sandra y Warner, junto a sus dos hijos, Oliver y Abi, se lanzaron a la aventura de mudarse a este paraíso mediterráneo.
Antes de dar el salto, su vida en Tipperary estaba marcada por una lucha constante. Con casi 2.000 euros al mes solo en cuidados infantiles, se sentían atrapados en un ciclo que parecía no tener fin. «Estábamos trabajando solo para pagar a alguien más que cuidara de nuestros hijos», confiesa Sandra con un tono que mezcla desahogo y nostalgia. La hipoteca era asequible, pero el alto costo del cuidado infantil les robaba el aliento.
Aventuras bajo el sol español
Así que decidieron cambiarlo todo. Vendieron su casa y con los 50.000 euros obtenidos dieron forma a su nuevo hogar en España. El cambio fue radical: ahora viven en un chalé con piscina y vistas al mar, ¡a solo unos pasos de la playa! «Conocimos a otras familias aquí y nos dimos cuenta de lo que nos estábamos perdiendo», dice Sandra sobre aquel momento crucial.
No solo se trató de mudarse; fue como abrir una ventana hacia un mundo nuevo donde las guarderías son gratuitas o muy asequibles y donde la educación primaria empieza desde los tres años. Sus gastos han caído drásticamente hasta unos 200 euros al mes. Y eso no es todo: salir a comer es algo accesible; un café cuesta entre 1 y 2 euros frente a los precios exorbitantes en Irlanda.
Sandra destaca cómo su estilo de vida ha dado un giro inesperado: «Pasamos de vivir al día a poder ahorrar y disfrutar realmente cada momento juntos como familia». La cultura española les ha permitido reencontrarse con valores familiares perdidos entre horarios apretados y estrés constante.
Ahora ven crecer a sus hijos felices, saludables y hablando varios idiomas gracias a esta inmersión cultural tan rica. La vida aquí tiene otro ritmo: «Es más lenta, más segura y centrada en lo familiar», explica Sandra mientras recuerda las noches en restaurantes donde ver familias juntas no es nada raro.
No hay vuelta atrás para ellos; España se ha convertido en su hogar definitivo. “No planeamos regresar nunca”, asegura con firmeza mientras mira hacia el futuro lleno de oportunidades que han encontrado aquí. Para ellos, vivir lejos ya no significa perderse; significa encontrar lo que realmente importa: tiempo para disfrutar la vida juntos.