Benidorm, ese rincón de la costa que atrae a miles de turistas británicos cada año, no solo por su sol y playas. Para muchos, el verdadero reclamo está en lo que se pueden gastar en bebidas sin dejarse un riñón. El Daily Mirror ha enviado a Adam Maidment, un periodista curioso, para desentrañar el misterio detrás de esas famosas cañas a un euro.
Maidment se aventuró a entrar al bar La Parada, donde la cerveza y los pinchos costaban solo un euro. Aunque dudó en probar la comida del lugar, estaba decidido a enfrentarse a esa bebida low-cost: «Todo en nombre del periodismo», bromea.
Sorprendido por la calidad
El amable camarero tomó su pedido con una sonrisa y Adam pensaba en lo que le servirían: ¿sería una buena cerveza o algo más bien extraño? Al final, le sirvieron un vasito de Amstel recién tirada. No era una pinta completa ni siquiera media, pero Maidment no podía pedir más por ese precio. «Estaba helada y sabía normal; no parecía aguada», comenta aliviado.
Y aquí es donde comienza el dilema moral del reportero: pagar 84 peniques por una cerveza sin sentirse como si hubiera cometido un robo a mano armada. «¿Cómo es posible que esto cueste tan poco?», se preguntaba mientras disfrutaba de su bebida.
A pesar de todo, lanza una advertencia necesaria: «Es fundamental beber con responsabilidad, ya sea en Benidorm o en cualquier otro lugar». Y así termina su peculiar aventura con una caña que jamás podría imaginar encontrar tan barata.